La intervención estatal para sostener Aerolíneas Argentinas y la existencia de una aerolínea de bandera competitiva es fundamental para el sostenimiento de un sector estratégico que no puede quedar librado a decisiones corporativas
El sector aeronáutico es uno de los más afectados a nivel mundial por la crisis del COVID-19. Sólo durante el primer semestre del año se cancelaron 7,5 millones de operaciones. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) calculó una pérdida de USD 84,3 billones para este año y una retracción de la demanda en torno al 54%, números que pregonan la mayor crisis del sector en la historia reciente de la aviación.
Un gran número de países, al tiempo que aplicaron medidas de aislamiento social, cerraron las fronteras aéreas para limitar la propagación de los contagios. Según IATA, el indicador que muestra el tránsito de pasajeros marcó un piso histórico en abril 2020, cuando registró una caída de 94,1% interanual (i.a).
Si bien durante los últimos meses se observa una leve reactivación del sector, las nuevas olas de contagio no permiten avizorar un panorama alentador para los meses venideros. En septiembre, el número de pasajeros transportados se contrajo 72,8% i.a, levemente por encima de agosto.
Según el segmento del mercado que se analice, se observa una situación diferenciada. La mejora en los indicadores está traccionada por el mercado de vuelos de cabotaje, el cual comenzó a flexibilizarse en países de Europa a partir de julio. Así en septiembre, la contracción fue de 43,3% i.a. China y Rusia tuvieron fuertes contribuciones a la mejora de este indicador, ya que ambos mercados están operando en niveles cercanos a la pre pandemia.
Por otra parte, el mercado de vuelos internacionales continúa operando en mínimos históricos. Con una caída de 88,8% i.a en septiembre, tuvo un peor desempeño que en agosto. Ello es resultado de que más de 70 países mantienen sus fronteras cerradas al turismo.
Reconexión y reactivación
En Argentina, el espacio aéreo se cerró el 20 de marzo, día en que se decretó el Aislamiento social, Preventivo y Obligatorio, operando únicamente vuelos de carga, humanitarios y de repatriación. Desde entonces, cifras presentadas por la Administración Nacional de Aviación Civil muestran una contracción mensual promedio del 99% i.a. Recientemente, el 15 de octubre, el Ministerio de Transporte publicó oficialmente la habilitación de los vuelos de cabotaje para trabajadores y trabajadoras esenciales, personas que deban realizar tratamientos médicos y por motivos de fuerza mayor, reflejándose en una leve mejora del indicador.
Esto se da en el marco del aplanamiento de la curva de contagios, y en la necesidad de comenzar a reconectar al país para dar impulso a la reactivación de la economía, luego de casi 8 meses de restricciones en la circulación interprovincial.
Esta crisis sin precedentes afectó tanto a países con estricto aislamiento, como a aquellos más flexibles. Países como México o Brasil que mantuvieron operativo su espacio aéreo, registraron una contracción de 57% y 69% i.a respectivamente, en la reserva de pasajes durante la 1° quincena de octubre. Esto muestra que el retorno de la actividad aeronáutica está marcado por la situación epidemiológica de países interconectados y no necesariamente por la apertura del espacio aéreo.
Apoyo estatal
Frente a este contexto, se registraron desembolsos estatales sin precedentes para poder sostener la continuidad de las principales líneas aéreas. Si bien el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, con el fin de garantizar la competencia, prohíbe otorgar ayuda estatal a empresas privadas, la crisis que está sufriendo el sector y su rol estratégico en tanto dinamizador de la economía, ha llevado a que distintos estados abran un paréntesis al respecto e implementen una batería de medidas que van desde el aplazamiento de pago de las tarifas aeroportuarias y de navegación aérea, hasta desembolsos millonarios.
Los primeros países en anunciar rescates financieros a las compañías aéreas fueron Alemania, Italia y Francia. Alemania aprobó un plan de ayuda de hasta € 9.000 millones para Lufthansa. El estado alemán obtiene el 20% del paquete accionario de la firma.
Italia definió en abril llevar adelante la nacionalización de Alitalia que se encuentra en concurso desde 2017 por sus problemas financieros, hoy profundizados. La nueva aerolínea contará con una inyección de € 3.000 millones. Francia, que posee un 14% del capital de Air France, anunció a fines de abril que le otorgará un apoyo histórico de € 7.000 millones.
España confirmó hace una semana la entrega de un préstamo de € 475 millones a devolver en 6 años a Air Europa, la principal línea aérea de capital español. Se trata del primer desembolso de fondos públicos del estado español a una empresa afectada por la crisis del COVID-19.
Los países de la Unión Europea no son los únicos que están llevando a cabo estos paquetes de asistencia. En julio, EEUU anunció el mayor programa de asistencia financiera de la historia al sector privado, que incluyó USD 25.000 millones para compañías aéreas.
Intervención estatal y aerolínea de bandera
El apoyo estatal se volvió decisivo para evitar el quiebre de aerolíneas grades y chicas. El escenario optimista estima que la actividad aeronáutica volverá a los niveles pre pandémicos en 2024 y el pesimista en 2029, por lo que no se descarta la necesidad de mayores desembolsos por parte de los estados en los próximos años. Con la nueva normalidad, la economía global necesitará de la aviación para restaurar la conectividad tanto interna como externa, el turismo y las cadenas de suministro.
En Argentina, el apoyo que el estado ha brindado durante años a la aerolínea de bandera fue cuestionado por amplios sectores de la sociedad. Sin embargo, las medidas adoptadas en el marco de la pandemia, como la transferencia del tesoro por $16.894 millones y la decisión de fusión entre Aerolíneas Argentinas y Austral, son cruciales para poder contener a la principal aerolínea del país. Más allá de la necesidad de repensar el sistema aeronáutico nacional, la crisis de COVID-19 y las medidas que se están implementando en los países con diversa orientación política, nos muestran que la intervención estatal y la existencia de una aerolínea de bandera competitiva es fundamental para el sostenimiento de un sector estratégico que no puede quedar librado a decisiones corporativas.
Lentamente y a medida que la situación sanitaria lo permita, Argentina deberá dar lugar a mayores flexibilizaciones de circulación en el sector, ya que no solamente están en juego miles de puestos de trabajo, sino que se trata de un sector crucial para la conectividad del país, con el resto del mundo, y para el desarrollo económico nacional.
Por Huilén Amigo. Publicado originalmente para BAE Negocios