El triunfo en las elecciones presidenciales de Brasil de Lula Da Silva, abre posibilidades de recomposición de acuerdos con Argentina
Si bien la derrota de Jair Bolsonaro marca una nueva etapa regional, el quid de la cuestión sería cómo y cuánto afectará el cambio de gobierno a la economía argentina.
Con una diferencia de aproximadamente el 1,8% de los votos, Luiz Ignácio Da Silva se consagró como el próximo presidente de Brasil. Teniendo en cuenta que dicho país es el principal socio comercial de Argentina, este cambio radical de conducción política, economía y social genera amplias expectativas en la economía local.
Según la Cámara Argentina de Comercio y Servicios, el comercio bilateral entre Argentina y Brasil fue de USD2.885 millones en el octavo mes del corriente año, un 36% superior al valor obtenido en igual período de 2021, cuando había alcanzado los USD2122 millones.
El incremento de las exportaciones argentinas a Brasil (31,1%) correspondió principalmente a la venta de vehículos para transporte de mercadería, trigo y centeno sin moler, vehículos de pasajeros, leche, crema de leche y productos lácteos y motores a pistón. Por otro lado, el incremento interanual de las importaciones argentinas (40,4%) se debe a la variación en vehículos de pasajeros, partes y accesorios de vehículos, productos laminados planos de hierro, instalaciones y equipamientos de ingeniería civil y motores de pistones.
Los fuertes lazos comerciales entre los países son tales que Argentina se posicionó entre los mayores proveedores de Brasil, detrás de China, Hong Kong y Estados Unidos.
A su vez, Brasil concentra el 13% del total de las exportaciones Argentinas.
Queda de manifiesto que las relaciones comerciales entre ambos países son estrechas y que las economías locales de cada uno están relacionadas entre sí, es por ello que el cambio de rumbo político trae aparejado un horizonte favorable no solo para Argentina sino también para el Mercosur, organismo que fue relegado por Bolsonaro, y para el BRICS, que representa el 22% del PBI mundial.
En general, los lazos comerciales de la región con el país que concentra 244 millones de habitantes y es uno de los principal mercados del mundo, se vieron vulnerados y desestimulados durante la gestión de Bolsonaro. De hecho, podemos afirmar que no fue su prioridad el afianzamiento comercial de los países latinoamericanos sino que su agenda de comercio exterior estuvo marcada por los tratados bilaterales con el gobierno de Donald Trump y con los países europeos.
Por otro lado, si bien no conocemos los nombres de los funcionarios que encabezarán los ministerios y que formarán parte de la gestión, sabemos que Lula apuesta al crecimiento económico como motor principal de la economía brasileña y que la distribución de la renta debe acompañar dicho proceso impulsado por el crecimiento del consumo. Este crecimiento afectaría positivamente nuestro vínculo comercial, haciendo que se incrementen los bienes demandados a Argentina por Brasil.
Sin dudar, en este contexto, caracterizado por el alto endeudamiento que Argentina posee con acreedores del exterior (principalmente el FMI), la restricción externa por la falta de divisas y la protección de las importaciones, podemos decir que se amplían las posibilidades de mejorar el comercio estratégico a partir de la configuración geopolítica establecida por la auspiciosa la vuelta del Partido de los Trabajadores (PT) al poder.
Por Lucila Ostropolsky . Publicado originalmente para BAE Negocios